lunes, 28 de abril de 2008

COÑACEADOS Y FAMOSOS: PRONTUARIO CRIMINAL MADE IN PHOTOSHOP

En verdad, en verdad os digo que aquí faltan mis predilectos, pero yo me la he pasado bomba posteando esto. ¿Quéreis más? Vayan a por ello en:
y que viva el photoshop

sábado, 26 de abril de 2008

CARTA ABIERTA A MI EX-LEÍDO THOMAS HARRIS

Thomas:
Ya sé que tras escribir los tres primeros libros de la saga “Hannibal Lecter” tú bien eres un novelista consolidado y soberbio narrador, además de autor best-seller publicado en casi todos los idiomas vivos.

Yo, como lector, he disfrutado intensamente tus ficciones y, en la traducción al español, he creído admirar los vestigios de tu escritura en el idioma original, lengua materna, english writen más que spoken.

Pero ahora vienes y me entrampas con esta última entrega simultánea de “Hannibal 4” (versión “libro” y versión “film”), que, sin discriminación ni exclusión alguna, nos desmerece a todos: lectores y espectadores reducidos a burdos “consumidores”.

Y ni siquiera me das el chance de enarbolar la excusa de que algún equipo de guionistas imbéciles te jodió la novela en la versión fílmica o que ese rey Mi(er)das (sic) de la factoría de celuloide focalizado y fecalizado en la taquilla que es Dino(saurio) de Laurentis traicionó imperdonablemente el espíritu de tu último libro, ya que eres tú mismo, Thomas Harris, quien firmas en exclusiva el guión de la película.

En verdad, en verdad te digo que deseo puñeteramente que hayas cometido todo esto por embolsillarte un hiperbólico puñado de golosos dólares. Ojalá, Thomas, que hayas roto el record de lo pagado a cualquier escritor antes de ti. Confío en que el bochorno de esta cutrez impensable, de este bodrio rocambolesco, de esta estupidez tramposa que, reitero, nos desmerece a todos (tú incluido), haya valido cada cero a la derecha del cheque depositado en tu fondo fiduciario (after taxes).

Te preguntarás por qué me cabreo tanto contigo. Y la respuesta es que después de esperar ¿un par de años o más? por este “Hannibal”, me entregas un flash-back baboso y prescindible donde mezclas Hiroshima + nazis + geisha viuda, motorizada y cuchillera + samurai asexuado con look matrix + estereotipados europeos malos.

La película es tan absurda que Lecter es un pone-bombas con dotes explosivistas. Me temo que en la quinta entrega “Hannibal” tumbe de nuevo las twin towers y, time dissolve mediante, lo veamos salivándose cual puto perro pavliano mientras prepara sandwiches de pernil con tiernas rebanadas de Fidel en Guantánamo.

Me niego, pues, a “consumir” este aborto extemporáneo de uno de los personajes literarios más intensos, exquisitos e interesantes de finales del siglo XX. Sí, leyeron bien, yo acabo de escribir y lo reitero. “uno de los personajes literarios más intensos, exquisitos e interesantes de finales del siglo XX”.

Mi omnipotencia de lector me permite preservar en mi memoria (y en el estante de mi biblioteca) al Lecter que admiro: el gourmet antológico; el melómano exigente; el tipo culto, enterado y actualizado; el individuo oscuro y fetichesco; el hedonista que disfruta junto a Clarice su sexualidad fugitiva, asumiendo sucesivos disfraces e identidades.

Porque es eso, Harris, o esperar la inminente apertura en Caracas, Singapur y Guayaquil de una “Franquicia Lecter” que nos distribuya cajitas felices de sushi congelado y mini-equipos portátiles de vivisección.

Te deseo lo mejor, Thomas, aunque temo seriamente por tu seguridad personal: Lecter, tu personaje primigenio, acostumbra ajustar cuentas con quienes lo tratan con rudeza y me parece que, en esta ¿última? entrega, tú te has pasado un montón.

Te advierto sinceramente que yo, sólo por si acaso, ya estoy redactando tu obituario con profusión de datos e imágenes saqueados en internet.

Abrazo con pésame adjunto, Javier.

Young Hanni-ball of deep shit

El rey Mi(er)das: alias Dino(saurio) de Laurentis

jueves, 17 de abril de 2008

Conversaciones celulares made in La Habana: patria o muerte, celulearemos

—Oyeme, Caridad, ¿dónde tú estás, niña?
—Aquí, Yubirixai, paseando en el malecón...
—¿Sola, solita, como la una?
—Tú sabes que yo nunca estoy sola, sino muy bien acompañada, Yubi.
—Ajá, y ¿con quién estás tú ahora? Digo yo, niña, si es que se puede saber...
—Ay, Yubi, pero cómo no se va a poder saber con quién yo estoy maleconeando ahora.
—Dime nombres, pues.
—Estoy flanqueada por Yackson y Yamandú.
—¿Los bailarines del Tropiloca? ¿pero esos dos no son cherna, penca, bugarrones?
—Bueno, ¿y qué? ¿ahora tú discriminas?
—No, pero mejor estarías con un par de turistas forrados en divisas, o es que ¿ya tú no los divisas?
—Por sus cámaras digitales los conócereis...
—Por sus billetes verdes los recoñóceremos y ellos nos coñocerán y recoñocerán, compañerita.
—Ay, sí es verdad, aquí en La Habana se sufre, pero se goza.
—Gracias al compañero comandante Raúl que nos permitió usar estos celulares, niña, que son una maravilla de tecnología de punta.
—De puta...
—Oyeme, ¿qué es lo que tú me estás llamando a mí? ¿Tú me has dicho puta, acaso, o es un error o una distorsion comunicacional del imperio que ya nos jodió los puñeteros aparatos estos...
—Ay, cálmate, Yubi, yo lo único que te acabo de decir es que estos celulares son tecnología de punta y tecnología de puta, de puta madre, asere mía.
—Ah, ya decía yo que no me parecían cosas tuyas, Caridad.
—¿Nos juntamos esta noche para brindar por el compañero comandante Raúl y su apertura tecnológica al siglo 21?
—Me apunto, compañera.
—¿Compañerita?
—¿Si, dime?
—Ay, compañerita, haz el amor y no la guerra.
—Tú si eres maricona, mamacosa.
—Patria o muerte...
—...celulearemos.