
Las abuelas marcaron la contienda electoral gringoche: la de Obama lo hizo ganar. La "looser" Sara Palin ahora es abuela por obra y gracia del bienaventurado sexo pre-conyugal de su hija. Ese mismo sexo pre-conyugal fustigado y anatemizado por su híper-conservadurismo (y caradurismo) a ultranza. Enhorabuena, pues, abuelita Palin, límpiate la baba y disfruta a tu nieto sin remordimientos ni imprecaciones ni golpes de pecho tan inútiles como cualquier fundamentalismo. Que ya lo ha oraculizado el I CHING en alguno de sus hexagramas: "no hay lugar para el error ni para el arrepentimiento". ¿Vale?
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