domingo, 21 de octubre de 2007

Bakunin, Thoreau y el mayo francés con su flower power invocados por Rosa

Rosa —personaje de mi cibernovela MALDITA WEB— invoca en esta lluviosa tarde dominical a Thoreau, Bakunin y Lafargue (el yerno de Marx), entre otros, con la fragancia del mayo francés y full hipertexto. Cito textualmente:
—Rosa dice: Quiero encaminar ahora a Henry por mi teoría filosófica de la red con miras a lograr asociaciones libertarias entre individuos. Esbozarle un panorama general y pasearlo de mi mano, llevándolo a conocer al precursor de todo esto, el griego tragón de aceitunas negras que era Zenón de Zitio (estoico que no aceptaba ingerencias de ninguna naturaleza en la vida privada de nadie). De allí salto al siglo XVIII con el británico William Goodwin, autor de mi frase de cabecera “el poder ejerce, por su propia naturaleza, una influencia perversa”. Pasamos a Francia para escuchar decir a Proudhon “el gobierno es la maldición de dios”. Y luego el ruso Bakunin, el germano Stirner, el italiano Malatesta y hasta el gringo Thoreau con su legendario “es difícil comenzar sin tomar algo prestado”, los hippies, el mayo francés, los utopistas, sin olvidarme del compatriota Enrique Mella que propuso “una ideología del porvenir”. Menciono de pasada a Bertrand Russell con su elogio del ocio y concluyo con Paul Lafargue (yerno de Marx), quien inmortalizo aquello de “seamos perezosos en todo, menos en amar y ser perezosos”. Quiero incentivar a Henry con el potencial explosivo de la web para propagar ideas y conformar un ejército sin armas ni jerarquías. Una legión de soñadores inspirados, de desobedientes románticos, de individualistas alertas. La red es el pasto de la autocracia, campo de girasoles vangoghnianos donde reconocernos y mantener el contacto, el espaldarazo a distancia, la sensación reconfortante de que, en todas partes, existen semejantes que comparten tu óptica del mundo, tus mismas ideas, tu independencia de criterio, tus ansias de desterrar cualquier liderazgo que no provenga de ti mismo. La red es la materialización más poderosa y etérea de la tierra prometida donde no necesitas pasaportes que registren tus señas de identidad. ¡En el reino de la web tú eres el creador permanente de ti mismo! Y ningún mandatario, ni sus secuaces, puede intervenirte, ni invadirte, ni bombardearte, ni aniquilarte, ya que estás en todos lados y en ninguna parte (a pesar de que el cowboy trasnochado de mister push se empeñe en derrochar cientos de miles de millones de dólares en espiar con sus satélites y sistemas de vigilancia electrónica a todo el mundo). Existes en el éter cibernético de la omnipresencia que mi Henry ya comienza a intuir y entender, a desear para él mismo. Aquí, mi fraterno Sebas, no pueden alcanzarnos, hacernos daño, disuadirnos, expropiarnos. Este espacio es para la expansión, el renacimiento, el reseteo constante, la re-creación infinita, la poesía sin límites, la transmutación de energías, el trueque de karmas.
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