El añejo
Freud hubiese gozado una ola navegando en internet, además de psicoanalizarnos a todos.
Aspasia la hetaira concuerda conmigo en ello. Quien publica esa bitácora devela en un post aquellos blogs que no suscribo con mi nombre, acusándome de perversidad erotizante y del uso hiperbolico de la blogosfera.
Yo, simplemente, me declaro culpable, convicto y confeso de lo que seguramente Sigmund denominaría "perversidad ciberpolimorfa". He alllí, a la distancia de un click, el cuerpo del delito:
1 comentario:
jajaja... esta vez soy yo quien agradece la mención de mi nombre en su blog : una interesante ciberinteracción erótica que no dejo de disfrutar.
hasta el próximo click...
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