Gracias a este desliz, el embajador israelí en El Salvador ha salido de su anonimato mediático y vive sus quince minutos de maldito famoseo warholiano. Tzuriel Raphael fue hallado desnudo, ebrio y maniatado en plena calle salvadoreña, curiosamente acompañado por artilugios sadomasocas. Prestamente destituido por el Ministerio Exterior israelí, su reemplazo ya pronto aterrizará en la nación centroamericana.
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