
Aquí Bill Clinton (vieron qué lindo orden alfabético) parece más bien un perrito faldero hipotecado por aquella añeja felación. Son cosas propias, como afirma Freud y canta Shakira, de la fijación oral, coral, oval. Tanto saxo nos imaginamos que envicia.
Aquí, pues, Billy, mantiene atenta su mirada a la voz de su ama, quien hasta ha ofrecido otorgarle algún cargo de determinada relevancia en su gabinete gubernamental (aunque, eso sí, sin derecho a pasantes). It's a doggy world, Clint, y ¡vaya hueso!
2 comentarios:
Im so sorry, Bill, but I did enjoy it !!!
¡Lo que sea es bueno con tal de sacar a bush de la casa blanca!
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